sábado, 26 de enero de 2013

•Capítulo 1;

Re: { ɴσ нαвℓes cσɴ exтяαñσs } »נusтιɴвιeвeя&тu« —A∂αρтα∂α.

•Capítulo 1;

One big mess” - “Un gran error”




Me senté en una silla, con la boca seca y mis labios partidos. Mi cabello oscuro hasta la cintura era un desastre y mis ojos grises estaban vidriosos.



A mi alrededor había más sillas ocupadas por personas que sostenían las mismas expresiones faciales como la mía.



La habitación era luminosa, tanto que me dolía. Recorrí la habitación, mis ojos se encontraron con una mujer joven. Su labio tembló y se veía absolutamente aterrorizada, traumatizada.



De repente,  sin previo aviso, ella se abalanzó sobre mí. Al instante me hice un ovillo contra la silla. Realmente no sé por qué lo hice, tal vez era sólo instinto natural.



Un hombre alto y de traje rápidamente me la sacó de encima. Parecía de unos 50 años y tenía un aire de autoridad.



"Seguridad", gritó. La mujer se echó a llorar, estallando en sollozos incontrolables mientras yo la miraba en completo shock.



Dos personas entraron en la habitación, ambos con miradas severas en sus rostros. Ellos se la llevaron sin decir palabra alguna.



"¿A dónde la llevan?" Me las arreglé para preguntar.



"Vamos a devolverla  a su habitación", contestó el hombre amablemente.



"Siento lo de ella", se disculpó otro. "Es nueva y todavía está conmocionada". Yo le di una débil sonrisa mientras por dentro me regañé por actuar como un bebé.



Ya habían pasado 6 meses, ¿por qué yo todavía tenía miedo?. Le había enviado cartas a mi madre todos los días diciéndole lo bueno que era para mí y lo bien que me estaba yendo.



Pero a decir verdad, todo este tratamiento estaba teniendo ningún efecto en mí. Pensé en todo esto mientras me acostaba en mi cama. Yo era voluntaria, así que podía salir de este lugar en cualquier momento que quisiera, pero me sentía segura aquí.



"Tal vez es porque no te estás abriendo." Oí la voz de un chico decir. Fue entonces cuando me di cuenta de que había estado pensando en voz alta. Espera... un hombre..., oh. Me acordé de mi antiguo compañero de habitación había sido declarado 'sano' un par de días antes, y ahora me habían asignado a otro.



Miré hacia abajo y lo encontré sonriéndome, sí sonriendo. ¿Cómo puede alguien en su sano juicio encontrar un lugar como este alegre? Entonces me di cuenta, no estaba en su sano juicio. Aquí nadie lo estaba.



Debí parecer asustada porque lo siguiente que oí fue:



"Ey, princesa, no muerdo.." sonrió "Con que difícil, eh..", dijo en voz baja y me sonrió.



Me aparté de él mientras sentía escalofríos familiares corriendo por mi espina dorsal. Mi respiración se aceleró, pensé en correr a  seguridad, pero sabía por experiencia que si intentaba escapar no conseguiría nada.



Yo no sabía qué hacer y la idea de tener que compartir la habitación con este tipo durante Dios sabe cuánto tiempo, me enfermaba. La cama parecía estar temblando con algún tipo extraña fuerza, fue entonces cuando me di cuenta de que era yo.



"Oh Dios mío", le oí decir mientras subía la escalera. Me quedé allí paralizada en espera de lo que vendría después. "No fue mi intención asustarte, solo estaba bromeando", dijo en tono de disculpa, mientras se me acercaba.



Me aparté de su toque, por fin había logrado moverme de nuevo. Abracé mis rodillas, pasando al otro lado de la cama, lo más lejos posible de él.



"Mira, lo siento", dijo acercándose hacia mí.



Me apoyé contra la pared, haciendo que él se detuviera. Él me dio una mirada de exasperación, pero no se acercó más.



"Soy Tyler, ¿cuál es tu nombre?" preguntó con suavidad. No le respondí, suspiró.



Otra sonrisa se dibujó en su rostro. "Si no me dices, temo que te llamaré princesa por el resto de tu vida." Lo fulminé con la mirada, sintiendo mi confianza regresar.



"¿Y qué te hace pensar que voy a estar cerca de ti por el resto de mi vida?"



Él bufó, "A juzgar por el estado en que te encontrabas hace un segundo, creo que vamos a estar aquí por un largo tiempo". Una mirada de suficiencia me cruzó la cara.



"Bueno, listillo, adivina qué; ¡soy VOLUNTARIA!", le dije enfatizando la palabra "Lo que significa que puedo dejar esto cuando quiera" Añadí, con una sonrisa.



Al instante me arrepentí,  porque se me acercó aún más. Me encogí más atrás esperando que el muro me tragara. Se inclinó hacia mi oído, no me atreví a moverme. Yo ni siquiera respiraraba.



"Te mantendré diciéndote princesa". Me susurró con voz oscura.
Toda la confianza que había pensado que había regresado a mí, ya era cosa del pasado. Sentí su caliente aliento en mi cuello y me empezó a entrar pánico. Sentí su rostro rozar mi mejilla. "Hueles muy bien, ¿lo sabías?" Oh Dios. Después de lo que parecieron años, literalmente, se alejó y volvió a bajar por mi escalera. No sé cómo no había gritado. "Nos vemos esta noche", me guiñó un ojo y se fue. Me estremecí.



Mi cabeza giró y me sentí como si estuviera a punto de vomitar. Al menos una cosa que había dicho tenía sentido, sin embargo, yo tenía necesidad de hablar de ello.



Hasta ahora no había tenido el valor de hablar, tal vez por eso no llego a ninguna parte. Quería correr,  gritarle a todo el mundo, decirles cómo era la persona incompetente a la que me habían asignado como compañero de cuarto.



Pero no pude, por eso es que tienes que tener cuidado de aquí. Si alguna vez llegara a perder mi temperamento, sería una razón para creer que algo en mí no estaba sano. Ellos me mantendrían aquí, involuntariamente.



Como he dicho antes, que podía irme si yo quería. Pero como también dije, no me sentía lo suficientemente segur, aún.




La campana del almuerzo sonó, pero yo no tenía ganas de comer, así que sólo me quedé allí por el momento. Disfrutar del silencio, si es que se le puede decir así.




Ya no podía soportar el dolor por más tiempo, el dolor que había mantenido durante seis largos meses. Una lágrima cayó en silencio por mi mejilla, seguida por otra y otra. Dejé que todas salieran, no me importaba lo fuerte que era, nadie estaba ahí para oírme.




Me acerqué al fregadero y si era posible, mas lagrimas salieron de mis ojos. Después de un rato empecé a oír pasos que se acercaban.




Me congelé, y paré de llorar al instante. "Cálmate ______” me dije una y otra vez. "Tienes 17, deja de ser *beep*" continué.


Oí un sonido fuerte de una garganta detrás de mí haciéndome girar bruscamente. Tyler había regresado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario